Pravia se encuentra en una ubicación privilegiada por su cercanía al mar y su accesibilidad desde los principales núcleos urbanos de la región, situado a menos de una hora de Oviedo, Gijón y Avilés.

Enmarcada en la comarca del Bajo Nalón, es una de las zonas más fértiles de Asturias, con sus extensas vegas regadas por los ríos Nalón y Narcea, que forman la cuenca más caudalosa del Principado. Sus aguas y las de sus afluentes, como el Aranguín, han modelado un relieve suave, con valles abiertos y colinas que no superan los 700 m.

Estas aguas han sido históricamente fuente de riqueza para el municipio. Tanto por la pesca de salmones, como por constituir una importante vía de comunicación.

Sus cauces navegables abrieron Pravia al comercio exterior por el Cantábrico y contribuyeron a su consolidación como un importante núcleo para el comercio y los servicios. Antaño la villa contaba con embarcaderos en las puertas de la muralla y tenía privilegio de alfolí, es decir, derecho para almacenar sal. El volumen de la pesca era tal, que incluso se usaban los salmones como moneda de pago y la explotación de sus derechos de pesca causó numerosos pleitos con la Iglesia.

Hoy en día la pesca recreativa es uno de los grandes atractivos del concejo, ya que en sus ríos se encuentran algunos de los pozos salmoneros más renombrados de Asturias.

Los frescos bosques fluviales que crecen en sus orillas son uno de los mayores valores naturales del municipio y sus fértiles vegas han propiciado la existencia de extensas plantaciones, en las que en la actualidad predominan las fabas y los kiwis, cuya calidad es un referente en la región.

Los pueblos, salpicados por el entorno de las vegas y las suaves laderas, aún conservan muestras de la arquitectura tradicional como las quintanas con sus hórreos y paneras, cuyo gran tamaño evidencia la abundancia de las cosechas pravianas.